Es estar presentes en el aquí y ahora, sin hacer nada, simplemente dejando pasar los pensamientos y las emociones como si fuesen nubes que pasan por el cielo, sin detenernos a observar ninguna de ellas.
Es necesario abandonar todas las ideas que tenemos de la meditación para comprender en qué consiste. En sí misma, no es una técnica ni un método que requieren un esfuerzo por seguir una serie de pasos.
Es algo mucho más sencillo, es simplemente estar cómodos, relajados, sin hacer nada, sin juicios de valores, pero conscientes de lo que sucede, siendo solo el observador.
Concentrarse no es meditar, en el acto de concentrarse ya hay un esfuerzo, meditar es relajarse. La introspección que propone la psicología tampoco es meditar, en ella hay análisis, hay esfuerzo, hay que concentrarse en uno mismo, meditar es más sencillo aún.
Es tan sencillo que nuestra mente racional y nuestro ego no lo intentan porque si es tan sencillo no hay desafío, por eso no sirve para nada. Así es como se maneja nuestro ego, con desafíos que nos hacen sentir exitosos si los superamos o sufrir y desvalorizarnos si no los podemos resolver. Siempre se maneja en esa forma lineal, buscando un resultado, un premio o un castigo.
Nuestros educadores, padres, abuelos, maestros, docentes, jefes, todos han educado nuestro ego y no a nuestro ser. Todos nos han enseñado a hacer las cosas bien, siguiendo una escala de valores, tomando desafíos que nos hagan sentir más importantes, más grandes, más inteligentes. Por el contrario, si no podemos cumplir con esos patrones nos enseñaron a desvalorizarnos aunque no se diga de esa forma.
Nuestra personalidad se va construyendo de esa forma, como algo periférico, colmado de acciones con busca de resultados, pero somos realmente eso?. Somos seres que vivimos a través de un resultado para ser felices, al menos por un instante, mientras dura la recompensa en nuestra mente, que luego va por más, pues así fue educada.
Lo central, lo esencial no es nuestra personalidad, es algo más profundo que consiste en nuestro ser. Meditar es ser conscientes de ese ser interno, por eso meditar no es algo que se aprende, meditar es un crecimiento. Es despegarse del ego para comenzar a observar la verdad de quien somos, es simplemente observar, sin juzgarnos, sin actuar, solo consiste en ser. Es una visión distinta de la realidad, simplemente porque el objeto pierde un valor para ser solo el observador de lo que sucede. De esta manera la meditación influye en la mayoría de los aspectos de la experiencia humana, otorgándole un sentido distinto, brindándole una riqueza y una mayor profundidad.
El permanecer atentos y en silencio, nos da la posibilidad de entrar en una dimensión distinta de la existencia humana, nos permite ser nosotros mismos, descubriendo la verdad sin quedarnos aferrados a lo que los demás dicen de nosotros. La meditación es el arte de vivir y de ser nosotros mismos, encontrando una paz natural que surge desde la conciencia, sin la necesidad de juzgar ni ponerle palabras a lo que nos pasa.
Meditar no es controlar nada, es simplemente observar si actuar, sin esforzarnos por controlar nada, eso nos va llenando de confianza y comprensión.
Meditación es tomarse el tiempo para estar contigo mismo. Meditación es un momento para establecer contacto con tu respiración, un momento para prestar atención a la fuerza vital presente en tu cuerpo, un momento para re-establecer tu propio ritmo, un momento para comunicarte con tu propio ser superior, un momento para estar enamorado de la vida.
Es necesario concentrarse en la respiración y en puntos del cuerpo como centros de conciencia como el tercer ojo o el ombligo, pero esto es la primera parte para prepararnos para meditar. Por eso meditar es un habito que se adquiere con la práctica.
No es necesario vincular a la meditación con lo religioso o con lo filosófico, sin embargo, la experiencia de la meditación lleva a lo espiritual, al crecimiento y a sensibilizarnos hacia el amor.
En la actualidad, existen más de 2000 trabajos científicos que demuestran los efectos y beneficios de la meditación sobre la concentración, la atención, la tensión arterial, las cefaleas, los dolores musculares, y el estado anímico. Además hay trabajos que comparan la sustancia gris del cerebro de los meditadores observando un incremento de la misma en el hemisferio derecho del cerebro, en la amígdala y el hipocampo, regiones que están relacionadas al control de las emociones.
Dr. Julio César Escot